A love letter to Whiskey - Kandi Steiner
Es una locura lo rápido que vuelve el zumbido después de
haber estado sobrio durante tanto tiempo.
Abrí la puerta y me sentí mareada al verlo, con los ojos borrosos y las piernas
temblorosas. Solía tomarme al menos un tiro para llegar a este punto, pero mi
nivel de tolerancia se había debilitado por la distancia y el tiempo, y sólo
con ver, él calentó mi sangre. Agarré el pomo con más fuerza, como si eso ayudara,
pero era como tratar de tragar agua después de pasar el punto de no retorno.
Whiskey estaba allí, en mi puerta, como lo había hecho un año antes.
Excepto que esta vez, no hubo lluvia, ni rabia, ni invitación de boda -éramos
sólo nosotros. Era sólo él,- el viejo amigo, la sonrisa fácil, el solaz
retorcido envuelto en una botella brillante.
Sólo era yo,- la alcohólica, fingiendo que no quería probarlo, dándose cuenta
demasiado rápido de que los meses de estar limpia no me hacían desearlo menos.
Pero no podemos empezar aquí.
No, para contar bien esta historia, tenemos que volver.
Volver al principio.
Volver a la primera gota.
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