The trident Code - Alana Albertson
Invincible
Voy a ser honesto con vosotros... no soy un héroe. Por
supuesto, los medios de comunicación estigmatizan a todos los SEAL de la Marina
como una especie de Batman vestidos con ropa de camuflaje. Incluso, según uno
de nuestros lemas: "Superman es el hombre de acero, no puede competir con
un SEAL". Ya habeis visto que en las películas somos indestructibles e
invencibles, pero esta noche, ese del que has leído en los periódicos todo lo
que realmente quería hacer era echar un polvo. Una follada inofensiva con una
puta en Curaçao, sin ataduras.
La divisé en una alineación... salvaje, morena, piernas
largas y con una sonrisa torcida.
Después de que me hiciese una mamada, volví
a relajarme en el chirriante catre manchado de semen agradecido por el
maravilloso momento que me dio haciéndome olvidar por un segundo de los rostros
de mis compañeros que murieron porque tomé una decisión equivocada, de las
lágrimas de los niños que no pude salvar, y de los ojos de los enemigos que
masacré en sus últimos segundos de vida.
Pero antes de irme, sus ojos avellana me llegaron al alma.
Susurró con un distintivo acento californiano: "Mi nombre es Annie
Hamilton. Soy americana. Fui secuestrada de un crucero hace cinco años. Eres mi
última esperanza. Por favor, sálvame."
Una súplica desesperada. Esto no era un éxito de taquilla de
Hollywood o un best-seller de suspense del New York Times. Sabía que esta vez
no había lugar para las excusas, ni margen para errores. Tenía una oportunidad
para ponerme la capa y ser su héroe.
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