26/05/2020

Bossman - Vi Keeland


Bossman - Vi Keeland

La primera vez que me encontré con Chase Parker, no hice exactamente una buena impresión.

Me escondía en el pasillo del baño de un restaurante, dejándole un mensaje a mi mejor amiga para que me salvara de mi horrible cita.

Me escuchó y me dijo que era una perra, luego procedió a ofrecerme consejos sobre citas.
Así que le dije que se ocupara de sus malditos asuntos —sus grandes, hermosos, y ególatras malditos asuntos— y regresé a mi miserable cita.

Cuando pasó por mi mesa, sonrió de lado y observé su arrogante y sexy trasero regresar a su cita.

No pude evitar mirar de reojo al idiota condescendiente al otro lado de la habitación. Por su puesto, me atrapó en más de una ocasión, y me guiñó el ojo.

Cuando el hermoso extraño y su igualmente caliente cita de repente aparecieron en nuestra mesa, pensé que me iba a delatar.

En cambio, pretendió que nos conocíamos y se nos unió —contando historias elaboradas y vergonzosas sobre nuestra infancia falsa. Mi cita de repente pasó de aburrida a extrañamente emocionante. Cuando se acabó y nos separamos, pensé en él más de lo que alguna
vez admitiría, a pesar de que sabía que nunca lo volvería a ver.

Quiero decir, ¿cuáles son los chances de que lo volviera a encontrar en una ciudad con ocho millones de personas? Pero entonces…

¿Cuáles eran las posibilidades de que en un mes más tarde terminará siendo mi nuevo sexy jefe?


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